jueves, 18 de octubre de 2007

Algunos datos que conviene saber sobre la Coca Cola

Por todos es conocido que antes de ser un refresco, la Coca Cola era empleada como medicina, pero hay datos sobre “La chispa de la vida” que ponen los pelos de punta.
En muchos estados de EE.UU., la Patrulla de Caminos lleva 2 galones de Coca Cola en su coche para quitar la sangre que queda sobre el pavimento después de haber ocurrido un accidente.
Puedes poner un filete de carne en una plato lleno de Coca Cola y éste desaparecerá en dos días.
Para limpiar un inodoro: Vaciar una lata de Coca Cola dentro de la taza y déjala durante una hora, luego tira de la cadena. El ácido cítrico de la Coca Cola, quita las manchas de la porcelana.
Para quitar las manchas de óxido de cromo de los parachoques de los coches: Frotar con un trozo de papel de aluminio, mojado en Coca Cola.
Para limpiar la corrosión en los terminales de la batería de tu coche vierte una lata de Coca Cola sobre los terminales y las burbujas se llevarán la corrosión.
Para aflojar un tornillo oxidado: Aplicar al tornillo un trapo empapado en Coca Cola durante varios minutos.
Para quitar manchas de grasa de la ropa: Colocar la ropa dentro de la lavadora, vaciar encima una lata de Coca Cola, agregar el detergente y lavar con el ciclo completo. La Coca Cola soltará las manchas de grasa.
También es muy útil para limpiar un parabrisa de coche que esté sucio del camino.
El ingrediente activo en la Coca Cola es ácido fosfórico. Su PH es 2.8. Esto disuelve un clavo en unos 4 días.
El ácido fosfórico es dañino para el calcio de los huesos y es uno de los mayores contribuyentes al aumento de la osteoporosis.
Para transportar el concentrado de Coca Cola, los camiones comerciales deben disponer de la tarjeta de "material peligroso", reservada para materiales altamente corrosivos.
Los distribuidores de Coca Cola han estado usándolo para limpiar los motores de sus camiones desde hace 20 años.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Cementerios ocultos bajo la Ciudad de Buenos Aires

La Ciudad de Buenos Aires oculta bajo el asfalto cerca de 40 cementerios antiguos, que fueron los lugares de entierro de los pobladores que habitaron la zona entre los siglos XVII y XVIII.
Con la conquista de América, se produce el traslado de la cultura e instituciones españolas a nuestro continente. Con ellas también llegan las concepciones católicas acerca de la muerte y los rituales asociados y, en consecuencia, la Iglesia católica toma el control de las prácticas funerarias, y las mismas sólo comprendían a la población de esa religión. Los primeros enterratorios de la aldea colonial se encuentran alrededor de la Plaza Mayor, en los dos sitios donde estuvo la Catedral; en la misma plaza (primer asiento jesuítico) o en las iglesias cercanas. Cuando el templo no alcanzaba, siempre se disponía de un terreno aledaño que fue denominado “camposanto”. Por cierto que las inhumaciones seguían una rígida estratificación social y para los sectores más pudientes, se destinaba lugares cercanos al altar. En la Iglesia los pobres, los esclavos, los indígenas, no tenían lugar. Se los dejaba en un “hueco” –denominación atribuida a baldíos-, a merced de los perros cimarrones, en zanjones o en los bajos del Río de la Plata. En el siglo XVIII se establecieron algunos sitios en los cuales se podía dar sepultura a aquellos que no podían costearse un entierro. Los que no profesaban la religión católica –protestantes, judíos- no tenían lugar de enterratorio. Sus inhumaciones eran ilegales y generalmente en algún lugar de la costa del río.
Las últimas moradas de los primeros porteños estaban ubicadas, para el 1600, dentro de los templos, luego se abrieron camposantos anexos a las iglesias ante el aumento de la cantidad de fallecidos, y finalmente se crearon los cementerios con la llegada de las epidemias a principios del 1800.
Esos lugares están hoy situados bajo plazas, avenidas céntricas, calles, edificios y hasta entidades bancarias de la Ciudad, por los cuales miles de personas transitan día a día sin conocer la historia oculta.
Un mapa con cerca de 40 lugares de entierro fue elaborado por la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural porteño y será presentado en el Congreso Internacional de Cementerios, en Buenos Aires.
En la tarea de investigación, a cargo de la titular de la Comisión, Leticia Malonese, y el historiador Leonel Contreras, se analizaron las costumbres de los porteños al momento de enterrar a un ser querido.
Según el relato, las personas de la clase alta eran sepultadas en los interiores de los templos, mientras que la gente del pueblo, los esclavos o reos eran enterrados en los camposantos anexos. Una muestra de ello fue la Iglesia de San Miguel, construida en 1727 en la esquina de Tacuarí e Independencia y luego trasladada a Mitre y Suipacha, en cuyo camposanto -actual plaza Roberto Arlt- eran enterrados los pobres y ajusticiados.
Asimismo, existieron ya para el 1800 dos cementerios para los habitantes "disidentes" que no profesaban la religión católica apostólica romana, sino que eran protestantes.
El primero de ellos, llamado "Del Socorro", estaba ubicado en Juncal y Suipacha, donde eran enterrados los ciudadanos de origen estadounidense y alemán, y el restante, el "Victoria", situado en lo que hoy es la Plaza Primero de Mayo, en el barrio de Balvanera, albergó a los fallecidos de la comunidad británica.
En ese mismo lugar, según se cree, fueron inhumados los primeros habitantes judíos de Buenos Aires, que para inicios del 1900 fueron trasladados hacia la primera necrópolis propia, en el partido bonaerense de Avellaneda.
En tanto, las distintas epidemias que azotaron la Ciudad de Buenos Aires obligaron a las autoridades a destinar campos alejados como lugares de entierros de los miles de muertos.
Así fue como surgió el "cementerio provisorio por epidemia de cólera", bajo la actual Plaza España del barrio de Barracas, que luego fue reemplazado por el "Del Sud", donde está hoy el Parque Ameghino, en Parque de los Patricios.
Este último fue habilitado el 24 de diciembre de 1867, durante un brote de cólera morbus, pero debió cerrar al llegar a su límite de sepultura de 18 mil cadáveres con la epidemia de fiebre amarilla de 1871.
Una situación similar se vivió en el cementerio viejo de la Chacarita -ubicado en el terreno que hoy ocupa el Parque Los Andes- habilitado con motivo de la epidemia de cólera y clausurado con la de fiebre amarilla.
En aquel momento, el Gobierno decidió abrir el cementerio nuevo de la Chacarita, inaugurado el 17 de abril de 1871, en la esquina de Jorge Newbery y Guzmán, que sería el origen del actual cementerio, conocido como "del Oeste".
Un capítulo especial de la investigación histórica está referido al cementerio de la Recoleta, donde había funcionado el camposanto, la huerta y los jardines de los monjes recoletos.
Este cementerio fue el primero de los enterratorios públicos que tuvo la Ciudad de Buenos Aires, inaugurado el 17 de noviembre de 1822, como consecuencia de la reforma religiosa llevada a cabo por Bernardino Rivadavia, ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. A partir de aquel momento, las familias más tradicionales de Buenos Aires eligieron este lugar para levantar suntuosas bóvedas.
Lugares nombrados en la nota:
Iglesia de San Miguel, Tacuarí e Independencia
Cementerio de pobres y ajusticiados - Plaza Roberto Arlt, Mitre y Suipacha
Cementerio Del Socorro, Juncal y Suipacha
Cementerio Victoria, Plaza Primero de Mayo, Alsina y Pasco
Cementerio Provisorio por epidemia de cólera, Plaza España, Barracas
Cementerio Del Sud, Parque Ameghino, Parque de los Patricios.
Cementerio viejo de la Chacarita, Parque Los Andes, Chacarita
Otros Lugares:
Plaza de Mayo, debajo de la sede central del Banco Nación
Debajo del cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio
En todos estos sitios, aún pueden encontrarse restos humanos, parte de un pasado colonial que marcó los orígenes del país.
Fuente: Télam - www.pagina12.com.ar - info@buenosairesantiguo.com.ar - La mosca en la Leche

domingo, 30 de septiembre de 2007

Un País de Blancos

Cuando se trata el tema de la inmigración argentina generalmente se plantea a partir del momento de la inmigración masiva ocurrida en la segunda mitad del siglo pasado. Y también se considera que el gran cruce de sangre con italianos, franceses, irlandeses, españoles, suizos, etc, generó el gran fenómeno de transculturación y fusión étnica que permitió al país mantener su blancura europeizante de la que tanto se enorgullecía.
Pero vale la pena detenerse un momento a reflexionar cuáles fueron los inmigrantes primigenios y cómo fue el proceso de entrada de extranjeros a este mundo nuevo y algunos de los cambios que produjeron.
El continente secreto
Antropológicamente sabemos que los primeros caminos abiertos por las huellas de consuetudinarios viajeros que llegaron a este continente, fueron marcadas por pueblos asiáticos que entraron por el norte y navegando el Pacífico llegaron otras etnias que configuraron la base humana americana.
Ya desde el comienzo hubo diversidad de hombres en los rasgos, color de piel, formas craneanas, y cuerpos gruesos o longilíneos, con distintas costumbres, ubicados en variadas regiones de este enorme continente, marcando diferencias entre los grupos humanos que comenzaban a asentarse en el paisaje americano, iniciando su historial.Llamados naturales, indígenas, nativos, gente de la tierra, aborígenes, y luego de la conquista, indios, ellos fueron en realidad y dentro de lo que sabemos a través de la neblina de un tiempo lejano: los primeros en llegar.
Hicieron su historia, formaron sus grupos, clanes, tribus, pueblos y algunos se engrandecieron tanto que configuraron algunas culturas superiores imponentes en su arquitectura, arte, saber, fuerza guerrera y cohesión basados en un inteligente gobierno.
Así se fueron marcando aquí también las eternas diferencias impuestas por el poder y la fuerza de unos sobre otros y por consiguiente surgió la lucha del hombre por asumir su condición de ser superior y libre. Los poderosos sometieron a los débiles, los vencieron y sojuzgaron explotándolos de algún modo, ya sea adueñándose de su fuerza física o de su libertad, fundamento como persona.
El continente descubierto
Cuando llegaron los europeos y se produjo el encuentro entre nativos y blancos, hubo un proceso casi común en las distintas regiones, primero los sucesos de encuentro fueron generalmente incruentos, de deslumbramiento y luego cuando los españoles conocieron civilizaciones americanas superiores y supieron de las potenciales posibilidades de explotación de riquezas en estas tierra, se produjo la conquista de los blancos sobre los indígenas por la imposición de la fuerza.
En los comienzos del siglo XVI un frío vendaval terminó con la armonía y el equilibrio creado por siglos de convivencia pacífica o no entre los antiguos habitantes del continente secreto. Con incredulidad y espanto hombres y mujeres veían la caída de su mundo, y sufrían la muerte, la persecución y la tortura a manos de los blancos conquistadores.
Esa fue quizás, la primera vez que este suelo recibió el abono de tanta sangre humana, en un proceso que acaso fue como un terremoto que desmoronó los cimientos de todas las sociedades existentes.
En los nativos, cuya evolución no había alcanzado su esplendor y tenían distintos niveles de crecimiento cultural, el poderío español se impuso en muchas oportunidades sin mayores contratiempos, quedando espacios del continente que con el paso de los siglos se fueron transformando en definidos reductos de resistencia indígena hasta casi fines del siglo XIX.
Se iniciaba una empresa titánica donde el mundo europeo experimentado en milenios de construcción de culturas y luchas por sobrevivir, hacía pie en una enorme tierra habitada, con definidas perspectivas de conquista. Desde este momento la corona impone un criterio de dominio sobre sus habitantes naturales; ellos venían (una vez comprobada la veracidad del descubrimiento de una tierra desconocida por el mundo mediterráneo), a adueñarse de todo, transformándolo en reino e incorporándolo a la corona. Y así lo hicieron.
La inmigración española
¿Quiénes eran esos hombres y mujeres que se atrevieron a viajar durante meses emprendiendo semejante aventura para cambiar totalmente la realidad de sus vidas? Sabemos que fueron muchos, según cálculos de Vicens Vives hacia mediados del siglo XVI habrían llegado cerca de 150.000 españoles, entre quienes abundaban "andaluces y extremeños; de ellos hay muchísimos sevillanos, aunque es probable que bajo esa etiqueta figuren numerosos forasteros que vivían transitoriamente en Sevilla antes de embarcar... hacia 1581 quedaron equiparados para recibir permisos de viaje incluso para cargos, todos los peninsulares." (1)
Pese a negar el permiso de embarque a quienes no pertenecieran al reino de Castilla, no resultaba nada fácil reunir voluntarios para emprender los primeros viajes a través del Atlántico, casi desconocido y sin saber a ciencia cierta cual sería el destino que los esperaba, aunque abundaran las anécdotas sobre riquezas y ciudades fabulosas.
El 19 de julio de 1535 cuando Don Pedro de Mendoza estaba preparando su viaje hacia el Río de la Plata, y habiéndole planteado a la Reina sus dificultades para encontrar suficiente tripulación, ella expresaba '.
"Visto he lo que de vuestra parte me ha sido suplicado que por que no halláis maestres pilotos y marineros que quieran ir con vos al dicho Río sino son portugueses o otros extranjeros os diese licencia para que los pudieses llevar y aunque como sabéis ir a aquella provincia personas no naturales de nuestro Rey no especialmente portugueses podría traer inconvenientes por la mucha confianza que el emperador mi señor y yo tenemos en vuestra persona he acordado... "(2)
Como resultado de lo cual fueron autorizados a viajar no solo portugueses sino flamencos y gente de otros reinos considerados extranjeros.
Además hubo que contratar a parte de los hombres que habían viajado con Sebastián Caboto.
Asombrosamente, había marinos que no titubeaban en ir y venir por el Atlántico en tiempos de navegación incierta a mar abierto. (3)
Los caballeros y principales que preparaban su viaje en esta expedición se interesaron por llevar consigo criados, negros esclavos, caballos y yeguas y trataban de conseguir expresa autorización para adueñarse de indios, mano de obra indispensable para iniciar sus empresas en nuevas tierras. Llama la atención la cantidad de negros y negras que pretendían traer en esta expedición. (4)
Además, era su intención traer nuevamente a los indios que había llevado Caboto a España desde estas tierras; pero esto no se hacía por alguna razón piadosa hacia aquellos seres que habían sido arrancados de sus pueblos para ser presentados como muestra de las rarezas americanas, sino porque "por el bien de su armada conviene por ser estos ladinos que tornen a aquella tierra para ser intérpretes..." (5)
Esto no fué muy fácil pues algunos habían sido asignados a monasterios cuyos frailes no aceptaban entregarlos expresando que eran esclavos, por lo tanto no tenían la libertad de optar voluntariamente si deseaban volver a su tierra natal, así que hubo que reafirmar la orden.
Los planes de Pedro de Mendoza consistían en construir tres fortalezas "en las tierras y provincias que hay en el Río de Salís, que llaman del Plata, donde estuvo Sebastián Caboto para por allí calar y pasar hasta llegar a la mar del Sur". (6)
Ya que la Reina había establecido claramente que él ejercería gobierno sobre "la tierra que hay en todo el Río de la Plata que es nuestra demarcación que comiencen donde dicen la cañonea hasta el Río de Santa Catalina y cien leguas de tierra adentro... " (7)
En toda la zona estaban autorizados a tomar los indios y hacerlos trabajar, aunque sin abusar de ellos y proveyéndoles el sustento necesario.Coincidiendo con uno de los objetivos primordiales de los viajes a América, se le pidió al Guardián del Convento de San Francisco, de Sevilla, que enviara algunos frailes en la expedición "para la instrucción de los naturales de dichos territorios" (8)
El mestizaje contaminante
La ciega actitud de los españoles ante la presencia de los habitantes naturales de este continente se reflejó inicialmente en la aplicación de un criterio fundacional racista. Los inmigrantes blancos debían mantener la pureza de su sangre, como el más preciado tesoro, muestra del linaje de un pueblo que irónicamente en Europa era sospechado de impuro por la cantidad de habitantes moros y judíos que desde tantos siglos atrás cohabitaban la Iberia, pero obsérvese que el acento estaba puesto en la diferencia de creencias religiosas, más que en las diferencias de raza. La impureza traía consigo el escarnio de ser inferior, poco inteligente, y por estar en contacto con otras creencias, con el alma contaminada."
Con arreglo a este principio, la mala religión y la mala raza van unidas de modo tan fuerte, que los que se convierten al cristianismo transmiten .a sus descendientes una herencia sospechosa desde dos puntos de vista; con frecuencia son apóstatas de la fe y transmiten generación tras generación una especie de fermento malo y dañoso que se expresaba cuando se decía que alguien tenía un "cuarto" un "octavo " de judío o de moro. (9)
Mas la Iglesia americana ante la escasez de inmigrantes españolas solteras o casadas siguió una política de apoyo al matrimonio mixto, con la condición de que las indias previamente al casamiento se convirtieran al cristianismo, esa actitud aprobada por la corona y apoyada por la legislación que se iba escribiendo en el Consejo de Indias fue mas aceptada y practicada en el primer siglo de fundación de poblaciones. En esta mirada nueva tuvieron mucho que ver las Leyes Nuevas emitidas en 1542, que terminaron legalmente con la incipiente explotación de los indios y el abusivo régimen de los encomenderos. Pero "esta legislación de profundo sentido cristiano y humanitario chocó con la mentalidad prevaleciente en la época y con concretos intereses económicos que veían desahuciarse la posibilidad de lucro en la Conquista." (10)
Desde que los españoles hacían pie en estas tierras se sentían ubicados en una situación social de superioridad frente a los criollos, mestizos, indios y negros, sintiendo por estos tres últimos grupos un verdadero desprecio. (11)
Ignorando que aquí se empezaba a producir una de las mayores sagas de mestización no sólo racial sino fundamentalmente cultural, o tratando de ser más exactos, de aculturación.
Luego, la fluida llegada de mujeres españolas provocó la disminución de matrimonios mixtos aunque no las uniones mixtas de hecho, que prosiguieron por largo tiempo, originando todo este proceso de mestización.
La existencia de hijos nacidos dentro del matrimonio y extramatrimoniales comenzó a marcar diferencias de origen, siendo estos últimos condenados a una situación de ilegitimidad, que los fué ubicando en un rango social interior.
Recordemos que en un principio la estructura sociopolítica de incas y aztecas con sus representantes reales, fue en alguna medida respetada formalmente, para contener la sensación de cambio hecha de raíz y de modo brutal.
Del mismo modo "En abril del año 1658, Juan Arias de Saavedra, teniente de gobernador y justicia mayor del Río de la. Plata, realizó una información para declarar la nobleza de los indios caciques guaraníes." (12)
Lógicamente las diferencias tampoco fueron las mismas si el padre del mestizo era un hidalgo de respeto que mantenía a una manceba o un simple soldado, que de paso por un ligar en una efímera unión había engendrado un niño al cual jamás conocería y del que nunca tendría noticias. Eufemio Lorenzo Sanz señala que hubo una gran diferencia de actitud frente a los mestizos según de qué institución se tratara: la Iglesia aunque con reparos aceptó la incorporación de ellos a cargos eclesiásticos, pero la corona no los consideró socialmente iguales a los demás para ejercer cargos políticos de alto o medio rango.
Obviamente el problema de diferenciación entre españoles, criollos y mestizos se planteó con mayor fuerza en la segunda generación de inmigrantes, ya nacida en estas tierras. Ella no logró la protección fuerte de los conquistadores. Su presencia disminuía y dejaban huérfanos a una descendencia cuyo origen se iba oscureciendo no tanto en su piel, como en la alcurnia de origen, aunque ilegítimo, de renombre y respeto impuesto por la importancia de la paternidad, provocando esto un camino social descendiente sin remedio, dentro de la construcción colonial americana. Entonces aparecieron las excepciones y diferencias de clases, como expresaba Solórzano Pereira considerando que no se podía comparar a sus hijos con otros seres de origen inferior, ordinario y espúreo. (13)
Los migrantes... y sus sentimientos
En toda esta historia donde miles de personas comenzaron su migración hacia América durante los siglos XVI, XVII y XVIII, profundizando el lado humano de semejante trasplante, para cada ser que viajó debió producirles un gran desgarramiento la ruptura con su mundo. No obstante iban tras una utopía o un sueño, aunque la llegada a tierra nueva les mostraba una realidad totalmente distinta, que hacía trizas sus especulaciones, sumiéndolos muchas veces en el agobio y la desesperación.
Generalmente el dolor que se siente ante semejante trasplante lleva a veces a idealizar la tierra abandonada, atenuando los problemas, los peligros o las necesidades que los obligaron a tomar de tal decisión.
Como es natural en los inmigrantes que ya tenían vividos algunos años en América surgía el sueño de lograr regresar a su patria, sobre todo para morir en su tierra natal. La nostalgia por el paisaje, el aire del terruño, los rostros de aquella realidad cotidiana que atesoraban en su memoria desde los años de juventud en que habían emprendido tal aventura, siempre dejaba en ellos un fuerte sabor de remembranzas, que en algunos casos se atenuaba cuando los logros conseguidos en el nuevo mundo superaban sus espectativas y los catapultaba a un nivel social superior al de su origen familiar.
Pero la verdad era que el hambre y las posibilidades de alcanzar un nuevo status social movilizaba a innumerables aventureros hacia las tierras del Plata. Cuenta el Bachiller Baltasar Sánchez (14) a su hermano Gaspar, a quien anima para que emprenda el viaje, en una carta escrita desde el Río de la Plata en 1578 (dos antes de la segunda fundación de Buenos Aires) y dirigida a Estepa, en España:"Muy magnífico señor : ...lo que de nuevo se ofrece escribir es que, pues esa tierra es tan trabajosa como se entiende, que pudiendo dejar la deje, y si presente no pudiere, apercíbase para cuando alguna gente de ese pueblo viniere al Río de la Plata... y si no, hágalo cuando digo y vayase con la gente que fuere al Río de la Plata, que el señor Carlos de Vera lo sabrá. Porque, aunque no nos veamos por la mucha tierra que hay de una parte a otra, estaré contento en saber de v.m... Sé decir que como v.m. llegue con salud, que el resto de su vida e hijos habrán acabado con las miserias de España y trabajos y hambres y desnudez de ella. Y tendrán mucho descanso, y quien les sirva y de comer, así digo se tenga en cuenta con esto que importa mucho a trueque de algún poco de trabajo... Y porque de una manera o de otra pasándose v.m. acá, como sucediere haremos, porque para juntarnos buscaremos el mejor lugar, que aunque la distancia de tierra como he dicho es mucha, al fin nos trataremos y veremos... que acá me duele y siento la extrañeza de esa tierra... (15)
Por lo general estas cartas contenían llamados a algún pariente, para que viniese, y dinero para pagar el viaje, para la dote de alguna mujer de la casa, para los estudios de algún hermano, pues quien lograba llegar como letrado tendría más posibilidades de inserción en América o lisa y llanamente para mantener a la familia que había quedado. (16)
Resultan interesantes las recomendaciones que hacían a los parientes sobre los aprestos para el largo viaje.
A las mujeres por lo general les recomendaban que tomaran un camarote. Resultando esencial a todos que se avituallaran de agua (en botijas) y pan, incluso algunos aconsejaban traer gallinas, carne de cerdo y especias o arroz, fruta seca, quesos, jamones, más elementos de cocina, ropa blanca y el tipo de vestimenta adecuada para adaptarse al lugar social que el nuevo americano autor del llamado, había logrado en América.
También era aconsejable adquirir esclavos en España para traerlos con ellos en el viaje, pues su precio era mas bajo que en América.
Luego, a medida que pasaban los siglos se acentúan y multiplican las clasificaciones en castas, hay autores que diferencian las castas de las mestizaciones entre blancos e indios, considerando de ese modo a las castas como mezclas de seres totalmente inferiores, sólo útiles para el servilismo y la máxima explotación física.
Que los tiempos iban cambiando, lo confirma la evolución que va mostrando la legislación de la corona en el siglo XVIII, que con Carlos IV trata de abrir las puertas de ciertos cargos públicos a los mestizos, aumentar de cierta manera su prestigio social e incluso en el reglamento del ingreso del colegio para Nobles Americanos de Granada se modifican algunos artículos permitiendo (por lo menos en la intencionalmente), el acceso de mestizos e hijos y nietos integrantes de la nobleza de las altas culturas que ellos mismos habían destruido. (17)
Famosa institución de antes condicionaba que "donde residiere el pretendiente, se presentará su fe de bautismo y la de sus padres y abuelos... (18)
Pero como sucedía en otros aspectos de la vida en estas tierras, una cosa era lo que se legislaba en España y otra muy distinta lo que se hacía en América, siguiendo Buenos Aires y el Virreinato del Río de la Plata igual criterio.
La inmigración forzada
Esta fue la mas aberrante, pues trajo a América a la fuerza la raza de África que ya desde hacía siglos era considerada simplemente por su color de piel ideal para la esclavitud.Ni el hecho de estar sus aldeas ubicadas en la profundidad de la selva, pudo impedir que llegaran hasta allí los traficantes de seres humanos, generalmente árabes y berberiscos a terminar brutalmente con el sosiego de familias enteras, conformadas con amor, con proyectos marcados por su sociedad para el futuro de sus lujos. De nada valía el valor de los hombres para defender la aldea, todo terminaba rápidamente entre matanzas, fuego y cadenas y latigazos para los sobrevivientes.
Pero para el tráfico dirigido a América fueron los portugueses los primeros en monopolizar el traslado. La cantidad de negros requeridos fue conformando toda una estructura mercantil en tierra africana donde intervenían reyezuelos africanos que se convertían en buscadores de esclavos en el interior del continente, para luego negociarlos en lugares como San Pedro de Loanda, puerto angolés donde los portugueses esperaban con los barcos negreros para embarcar cantidades de piezas hacia Brasil y el Río de la Plata. Los esclavos no solo eran atrapados en cacerías, sino que había tribus que vendían algunos de habitantes como un castigo de la comunidad, o también eran vendidos por sus propias familias en épocas de grandes hambrunas. (19)
Contrariamente a lo que sostienen viejos textos de historia en nuestro territorio entraron muchos esclavos, hecho que ha impedido realizar estudios estadísticos exactos sobre la cantidad de entradas. Sí existen análisis sobre determinados períodos de los que se han rescatados controles de desembarco.
Ellos fueron comprados y diseminados en la ciudad de Buenos Aires y la campaña bonaerense, donde eran empleados para el trabajo agrario. Los españoles en los primeros tiempos habían creído que sería posible asimilar rápidamente a los naturales de cada región para usar su mano de obra, pero su fuerza de lucha, y su inclinación hacia la ganadería obligó a los blancos a poner sus miras en los negros.
También muchos de ellos fueron destinados a la ciudad de Córdoba, donde se constituyó una de las principales plazas de distribución hacia Cuyo y el noroeste argentino. Tucumán y Catamarca llegaron a tener mas de la mitad de la población negra y mestiza.
También las compañías religiosas fueron importantes introductoras de esclavos, llevándolos a sus estancias como los jesuitas, para las tareas de agricultura.
Las mujeres negras eran tomadas por los blancos con quienes tenían hijos, pero estos no fueron jamás reconocidos, ni aceptados de hecho como tales por sus padres. Es más, por ser hijos de esclavas automáticamente pasaban a sumar el número de esclavos del propietario correspondiente. No obstante así comenzó de cierta manera el blanqueamiento de ellos.
Comúnmente se destaca el hecho de que en nuestro territorio el trato hacia los negros fue bondadoso, actitud que en muchos casos no negamos; sólo queremos recordar que por más benigno que fuera ese trato jamás pudo borrar el sufrimiento de estos condenados por el color de su piel a ser bienes comprables.
Claramente expresa Gabriela Gresores "Lo que aparece sí, es un incremento de la tensión entre una realidad de mestizaje que se iba profundizando con el tiempo y la intención del estado colonial de evitarla mediante disposiciones jurídicas. Esta tensión continúa durante el período de la independencia, reflejado en proyectos antagónicos en torno a la incorporación o no en igualdad de condiciones de las castas segregadas en la sociedad. En este período, el conflicto se resolvió muchas veces en el plano de la apariencia, con un cambio de lenguaje, cambiando los términos de indio, negro y mulato, que tenían previsiblemente una connotación negativa, por los de natural, moreno y pardo. " (20)
Conclusiones
¿Y por qué no preguntarnos sobre nuestra identidad basada en una sociedad mestiza con tantas influencias culturales? ¿Por qué no preguntarnos sobre el empeño de los argentinos, sobre todo de Buenos Aires de "ser el país más blanco de Latinoamérica". (21)
Hay quienes prefieren diseñar un panorama simplista, limpio y acabado donde no compartimos la aventura del resto de América Latina: Méjico, Colombia, Perú, Bolivia, cuya base poblacional es indígena.
La Argentina, para muchos nació con la llegada de los primeros barcos, la gente traída por Don Pedro de Mendoza, y la tierra hecha pueblo por Don Juan de Garay.
Nos estamos refiriendo sobre todo a la idea borgiana a veces debatida, pero también oportunamente aceptada por muchos quienes prefieren descender de los barcos y no contaminar su sangre con indios o negros. Aquí en Buenos Aires, donde el cosmopolitismo del XIX los enamoró de Europa, puede llegar a simularse, pero no en el Interior.
Interior, en este caso con mayúscula, porque pasa a tener en esta historia una conciencia de origen identidario distinto, donde en las ciudades históricas, fundamentalmente, y en muchos lugares de la campaña, la mestización fue una realidad que se lleva en los rasgos y en la sangre, allí nacieron los criollos que conformaron una sociedad distinta a todas las anteriores, de los indios precolombinos, los inmigrantes españoles y de los jirones de cultura que trajeron los negros, la sociedad criolla, propia de la América hecha por todos. A ella pertenecen incontables familias que iniciaron su linaje en este mundo nuevo, sobre la base de las uniones propias de un entorno habitado por estas razas.
Las antiguas familias que provienen de los siglos fundacionales no pueden negar su mestización con indios, y en zonas más ennegrecidas, con negros.
Felizmente hay lugares donde eso es un orgullo, pero en las ciudades más grandes del país se observa a veces un molesto silencio o pérdida de la memoria.Una metrópoli habitada por blancos, en medio del mestizaje latinoamericano, ha esgrimido el orgullo de tener una población blanca, tapando tal vez inconscientemente innumerables sucesos que desde los inicios de la colonización dieron un tinte distinto a nuestra población.
Por ello se fue tejiendo un velo de silencio sobre los negros; los cautivos, que una vez internados a la fuerza por los malones aparecen en la historia como tragados por el desierto; los indios a quienes finalmente se prefirió exterminar que respetar sus culturas y darles un lugar generoso en el país, y más recientemente sobre tantos desaparecidos, y los atroces asesinatos de judíos que en los últimos años no han logrado ser esclarecidas por quienes tienen la responsabilidad para hacerlo.
La memoria remueve vivencias tortuosas; revivirlas implica tener una especial fortaleza de las personas. Por eso también a veces se producen silencios inconscientes, pero las nuevas generaciones reclaman una historia cierta, donde todos sus protagonistas tengan su correspondiente lugar, donde finalicen los mutismos y se llenen los vacíos.
Todos estos millones de seres humanos, ignorados por la historia son un reto para todos nosotros, "no son espectros del pasado, expresan la avanzada de una civilización que aspira a la fraternidad y a la vida, al respeto mutuo y a la convivencia entre diferentes, a la igualdad de oportunidades y ante la ley de todos..." (22)
Notas y citas bibliográficas y documentales
(1) J. Vicens Vives. Historia de España y América, Social y Económica. Editorial Vicens Vives. España. 1982.
(2) Colección García Viñas. Copias del Archivo de Indias. (En adelante CGV. Archivo de Indias). Tomo 27. Documento 800. 19 de julio de 1535. Madrid.
(3) CGV. Archivo de Indias. Tomo 27. Documento 822. 21 de mayo de 1534. Toledo
(4) CGV. Archivo de Indias Tomo 28. Documentación 825. Valladolid. 19 de julio 1534.
(5) CGV. Archivo de Indias. Tomo 28. Documento 825. 20 de agosto de 1534.
(6) CGV. Archivo de Indias. Documento N° 817, 6 de agosto en 1534.
(7) CGV. Archivo de Indias. Tomo 28. Documento 825. 9 de enero de 1535.
(8) CGV. Archivo de Indias. Tomo 28. Documento 820. 16 de junio de 1535.
(9) Eufemio Lorenzo Sauz. El mestizaje en. Hispanoamérica. Cuadernos de investigación Histórica. N° 4. Fundación Universitaria Española. Seminario "Cisneros". Madrid. 1980.
(10) Armando Raúl Bazán. El mestizaje americano y la formación de la sociedad criolla. El caso especial del Tucumán. Investigaciones y Ensayos. Academia de la Historia. Enero-diciembre de 1992. N° 42
(11) Enrique Otte. Cartas privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616. Fondo de Cultura Económica. México 1996.
(12) Juan B. Olaechea Labayén. La ciudadanía del indio en los dominios hispanos. Cuadernos de Investigación Histórica nº 5. Fundación Universitaria Española. Seminario "Cisneros". Madrid. 1981.
(13) Eufemio Lorenzo Sauz. El mestizaje en Hispanoamérica. Cuadernos de Investigación Histórica. N° 4. Fundación Universitaria Española. Seminario "Cisneros". Madrid. 1890.
(14) En el Archivo General de Indias existen 650 cartas escritas desde América por inmigrantes españoles a sus familiares de España, las cuales eran presentadas por los nuevos aspirantes a emprender la aventura hacia América junto a las solicitudes de permiso, como prueba de la existencia de vínculos con parientes americanizados que podían proporcionar hogar o apoyo en las nuevas tierras.
(15) Enrique Otte. Cartas privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616. Fondo de cultura Económica. México. 1996. (16) Enrique Otte. Cartas privadas de emigrantes a Indias. 1540-1616 Fondo de Cultura Económica. México.1996.
(17) Eufemio Lorenzo Sanz. El mestizaje en Hispanoamérica. Cuadernos de Investigación Histórica. N° 4. Fundación Universitaria Española. Seminario "Cisneros". Madrid. 1980.
(18) Archivo Histórico de San Luis. Documento 794. Carpeta 5. Fecha 17-1-1792.
(19) Maud de Ridder de Zemborain. Cuando en Buenos Aires se remataban negros. Revista Todo es Historia. N° 393. Abril 2000.
(20) Gabriela Grosores. Negros, mulatos y pardos en la Magdalena. Colonial. Revista de Historia Bonaerense. N° 15. Año IV. 1998.
(21) Marta Beatriz Goldberg. Nuestros negros: ¿desaparecidos o ignorados? Revista Todo es Historia. N° 393. Abril 2000.
(22) J. M. Pasquini Duran. Opinión. Diario Página 12.
Nota: Norma Videla Tello

sábado, 22 de septiembre de 2007

El plato más caro del mundo

Alguien es capaz de imaginar que uno de los manjares más extraños y onerosos del mundo es un plato elaborado a base de esperma de pez? Pues bien, así es. En Japón, el shirako o semen de pez está considerado una delicia culinaria y, según dicen, con propiedades clementes para la salud.
Tan lamoso es el platillo que hasta el mismo Homero lo probó en uno de los capítulos de los Simpson y quedo maravillado. El shirako es la vesícula seminal del pez y está considerado un encanto gourmet. Para probarlo habrá que trasladarse al sudeste asiático, donde se prepara este curioso insumo que proviene del pez globo (fugu en japonés), un bichito acuático que, por si fuera poco, es venenoso y se ha cargado a más de un imprudente en la faena de cocinarlo. El pez globo ofrece su esperma a los sibaritas más ávidos de comidas cunosas, pero también su carne, que tiene textura gelatinosa, grasosa y abunda en cartílagos. Y suele ser literalmente mortal, pues en sus glándulas cobija una sustancia venenosa llamada tetratoxina, que también se aloja en su hígado, sus escamas y sus espinas. No es para cualquiera pescar y preparar fugu, también conocido como es pez de la muerte. Aunque el riesgo de morir envenenados no disuade a los apetentes amigos de las rarezas culinarias. El peligro mortal que entraña no hace más que subir su cotización. Comerlo puede ser una suerte de ruleta rasa. Con fugu no se bromea. Cada año se registran en Japón al menos una docena de muertes a consecuencia de su ingesta. Si comer su esperma servido al plato, cual caviar de Beluga, ya es una osadía, más aun lo es exponerse a las impericias de un cocineros no preparado para estas cuestiones. Por eso es rigurosamente necesarios que los establecimientos que lo sirven cuenten con personal diplomado. Sólo están legalmente habilitados para cocinarlo y llevarlo a la mesa quienes han sorteado un curso preparatorio de tres años.
Así como en el lejano Japón lleva años de academia y perseverancia convertirse en sushiman diplomado, lo mismo ocurre con este pescadito. Los cocineros, a riesgo de ser enviados a prisión por las autoridades bromatológicas, deben obtener un título habilitante para la preparación de fugu. Para conseguirlo, los aspirantes a la maestría en pez globo deben someterse a 36 meses de aprendizaje riguroso, hasta conocer de memoria todas cuanto concierna a las sus técnicas de elaboración y manipulación. Licenciarse es privilegio de pocos. En la región de Shimonoseki, cuna de concentración del fugu, apenas sesenta aprendices obtienen anualmente el título de cocinero de pez globo.
ARTE Y SECRETOS
El puerto de Shimonoseki, con una población de trescientos mil habitantes, es la zona de Japón donde se agrupa la mayor parte de la actividad pesquera de pez globo. En esta costa japonesa se obtienen más de 300 especies acuáticas comestibles, pero la estrella mayor es el fugu, que se pesca apenas durante seis meses al año: entre septiembre y marzo, o sea, en la primavera y verano del hemisferio sur. Desde los comienzos de cada primavera, los barcos se introducen mar adentro en busca de la codiciada pieza y llegan a navegar hasta dos horas. Antes de empezar la expedición, los hombres de la tripulación preparan como cebos kilos y kilos de sardinas congeladas. Los fugus se pescan en el palangre. Y los pescadores no escatiman en medios: atan decenas de miles de anzuelos a treinta kilómetros de hilo de nylón. Para enganchar los cebos son necesarias unas cuatro horas. Es un trabajo pesado, recompensado por una buena paga. Por las presas, de retorno al puerto, se pagan hasta 3000 euros por kilo. La especie más buscada por los gourmets nipones y por ende por los pescadores es el tora-fugu, que es el que más caro cotiza pues su carne y todas sus partes son las más sabrosas: incluso su semen, que los cocineros extraen con una técnica que se guarda en secreto casi tan rigurosamente como la fórmula de la Coca Cola.
Cuando extraen un pez globo del agua lo primero que hacen los pescadores es cortarles el pez globo, un pico peligroso capaz de cortar un dedo. Es una operación necesaria: si no se hiciese, estos peces caníbales se devorarían entre ellos en las barcazas. No llegaría ninguno sano al puerto. El precio de ejemplar está cada vez más arriba. La pesca se volvió más difícil, porque los recursos se agotan. Hay menos fugus que antes y cada vez más pescadores. Si en el puerto, al pie del barco, se pagan 3000 euros por kilo, en la reventa, en los mercado de fugu de la ciudad de Shimonoseki, el precio trepa casi a 5000.
En el puerto existen unos 300 pescadores que monopolizan el 80 por ciento de las presas. La una de la madrugada es la hora del censo. Se venden ocho toneladas de pescado y los preparativos son los mismos que en todos los mercados portuarios del mundo. Este, sin embargo, tiene algo muy particular. En el mundo nipón los compradores hacen tratos con la simple presión de los dedos y sólo hay treinta compradores acreditados por el ayuntamiento de Shimonoseki. Desde allí, embalados con bolsas de plástico infladas con oxígeno se envían los fugus, vivos, en camión o por a todo el archipiélago. Se lo vende solo a restaurantes licenciados o a sociedades de transformación.
Este pez, seductor y mortal, es paradójicamente uno de los grandes aliados de los farmacéuticos. Su veneno se aplica para la creación de analgésicos usados en casos de cáncer terminal.
LA CENA MAS CARA DEL MUNDO
Ya de por sí parece una exageración pagar 150 euros por una porción de figu en el plato, o 300 por una delicia preparada con su esperma y sus glándulas seminales, la comida más cara del mundo resultaría de pedir en una misma velada esperma de pez globo y kobe, la carne más costosa. Este cuadrúpedo es el vacuno más apreciado y caro del mundo: Kobe es una ciudad industrial japonesa que distribuye una carne de vacuno muy especial elaborada en algunas zonas rurales de Japón, sumamente apreciada no sólo por lo magnífico de su ganado sino por su tradicional manera de tratarlo y de criarlo que hacen de él un bocado sólo apto para caprichosos adinerados.
La falta de extensos terrenos de pastos en el país del sol naciente lleva a una crianza del buey que hace de la necesidad virtud. Apenas salen del establo: a estos bueyes se los tratados con el mimo que se le niega a muchos ser humano. Se incluye cerveza en su dieta y se le aplican masajes diarios para que la grasa se le disuelva entre su musculatura.
Además los ganaderos japoneses, fanáticos seguidores de sus tradiciones, aplican baños de Sake al animal con la seguridad de que redundará en una mayor calidad del producto.
Es tan tierna su carne que se la puede cortar y comer con cuchara. Su calidad te hace olvidar al instante de su precio: entre 300 y 400 euros el kilo.
LLEGANDO LOS MONOS
Hablando de exquisiteces extrañas, otra que cotiza en alza, en Japón, pero también en la India, China y Sudáfrica, son los sesos de monos, que se preparan de esta manera: se toma al mono, se le abre el cráneo todavía vivo y se sirven sus sesos aún calientes y palpitantes. Desde luego, hay que ser un verdadero héroe para tragárselos. Ya desde la época de los romanos los sesos de chimpancé eran considerados una delicia para los paladares mas privilegiados. Así como es costumbre, en algunos sitios, elegir una pieza de pescado de una gran pecera para que el cocinero la tome y la prepare bien "fresquita", en ciertos restaurantes de oriente, donde nadie se va a casa sin dejar en caja al menos 1000 euros, ocurre algo parecido. Los simpáticos monitos que juegan divertidos en unas jaulas señoriales que parecen estar en el jardín solo a efectos de ornamentarlo, no son precisamente mascotas para divertir a los comensales, sino su alimento inmediato. La gente va, seleccionada el que más le gusta y después un gastronómico servicial se encarga de llevárselo en bandeja a la mesa en menos de 20 minutos.
Fuente: Joy

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Secuestro Express

El gallego Manolo se encontraba viviendo en Argentina y estaba pasando por serios aprietos económicos cuando decidió meterse de lleno en la galopante industria del secuestro. Fue al parque más cercano, se escondió detrás de un árbol y capturó al primer niño que pasó, lo llevó a su casa y escribió la siguiente nota:
-”Que he secuestrao a vuestro hijo. Si lo queréis tener vivo, dejad mañana en el parque, detrás del árbol de eucalipto, a las 7:00 de la mañana, una bolsa de supermercao con 10.000 US$”.
Firmado: El Gallego Secuestraor….
Dobló el papel, se lo puso en el bolsillo al niño, y le ordenó: “Niño, vete directo a tu casa y enseña a vuestros padres la nota”.
Al día siguiente encontró la bolsa en el parque, según las instrucciones, con los 10.000 US$ y con la siguiente nota:
“¡Joder, no puedo creer que un gallego le haga esto a un compatriota!!!!”…

La casa inconclusa de Neruda

Tres fueron las casas que se le conocieron a Pablo Neruda en Chile y que hoy son lugar de procesión para sus seguidores. Sin embargo, no fueron las únicas. Hubo una, La Manquel, que Neruda -pese a lo entusiasmado que estaba con su construcción- dejó sin terminar. Ubicada en lo alto de Lo Curro, en un terreno que el poeta había comprado a mediados de los 50, la casa empezó a levantarse en 1972, con ideas salidas de la cabeza del poeta. Neruda quería pasar en ella sus últimos días. Pero la muerte se le adelantó. Hoy, 34 años después, el terreno está en venta por quinta vez. Esta es la historia.
Durante su último año de vida, Pablo Neruda quiso convertirse en cóndor. Uno que revoloteara sobre El Portezuelo. Pero su sueño quedó a medio camino, pues la muerte lo encontró antes de que levantara el vuelo.
Claro que no sería él quien tendría alas, sino la última casa que proyectó. La Manquel -cuyo nombre viene de manque, que significa "cóndor" en mapudungun- sería su última residencia en la tierra. Sin embargo, no alcanzó a habitarla. Apenas pudo ver un tercio de ella construida. Y ahí quedó, en la cumbre de Lo Curro, como cualquier casa abandonada donde los jóvenes pasan el rato con un par de cervezas y haciendo graffiti. Sin saber que esa construcción fue fruto de la imaginación del Nobel.
La historia empezó en 1954. Ese año, uno después de que construyera La Chascona y cuando aún vivía junto a Delia del Carril, el poeta supo que la familia Gellona había decidido parcelar sus terrenos de Lo Curro. Al parecer, Neruda se habría sentido atraído -según quienes lo conocieron- por la vista a la cordillera. Convencido de que sería un buen lugar para vivir en el futuro, el 22 de julio de ese año firmó la escritura. Así, se convirtió en dueño de un terreno de más de 6.000 metros cuadrados en Vía Azul 4651. Sin embargo, debieron pasar 18 años para que el autor de "Canto General" volviera a soñar con La Manquel. Y lo hizo en grande. Pero, para entonces, el cáncer ya lo había empezado a matar.
Santiago desde lo alto
Cuando a fines de la década del 40 regía la "ley maldita" durante el gobierno de González Videla -normativa que proscribía toda participación política del Partido Comunista-, Pablo Neruda pasó escondido en varias casas de conocidos. Así llegó a la residencia de Sergio Insunza, quien luego se transformó en el abogado del poeta.
Justo cuando el Nobel celebró sus 44 años, Inzunza y su mujer, Aída Figueroa, concibieron a su hijo Ramiro.
Neruda encontró que esta coincidencia era mágica, por lo que el pequeño se convirtió en una suerte de ahijado del vate.
Por eso, cuando años después ya le habían declarado el cáncer, en 1972 acudió a este sobrino para que lo ayudara a cumplir uno de sus últimos deseos. Quería construir una casa en el terreno de Vía Azul. El sector ya estaba urbanizado, lo que hacía posible vivir ahí. Además, con el cáncer a cuestas, el poeta sabía que el tiempo se le acababa. "También tenía gota, así es que debía vivir en un lugar seco, entonces me dijo 'ahora es el momento. Hagamos esta casa'", recuerda Ramiro Insunza, quien en ese entonces tenía 23 años y estudiaba Arquitectura. La respuesta afirmativa fue inmediata.
A ellos se sumó otro arquitecto, Carlos Martner, quien ya había trabajado con Neruda en la ampliación de La Chascona y quien se encargó de presentar los documentos necesarios en la municipalidad. A fines de 1972, comenzaron los viajes a Isla Negra, en especial Ramiro, quien iba a ver a su tío con frecuencia para hablar del tema. En esa casa, los arquitectos escuchaban cómo el poeta soñaba La Manquel. Luego de interpretar sus palabras, volvían a Santiago a hacer los planos y otra vez iban a la costa a mostrarle los bocetos a Neruda.
Martner lo recuerda bien: "Nos entendíamos con él como con cualquier cliente. Claro que él era un cliente con ideas muy claras y bastante originales. Uno aprendía mucho con él, porque te motivaba aspectos diferentes a los demás". Y cómo no, si se transformó en un verdadero experto en diseñar sus residencias, pues se había metido a fondo con la de Isla Negra primero y con La Chascona y La Sebastiana después.
Lo que lo tenía más entusiasmado con Lo Curro, era la vista que se tenía desde allí a la ciudad. De hecho, sus exigencias arquitectónicas estuvieron relacionadas mayoritariamente con ello. Desde ahí, se podía ver el cerro San Cristóbal al surponiente y La Dehesa por el nororiente. Precisamente hacia ese valle quería mirar Neruda cuando se despertara: su dormitorio tendría una gran ventana que mirara al cerro La Paloma. Además, en la pieza habría una terraza con una pajarera de vidrio. Eran ideas del Nobel, quien muchas veces agarró el lápiz para mostrarles a los arquitectos lo que quería para su nuevo hogar. Esto muchas veces les ayudaba a ellos a aterrizar lo que su "cliente" pedía. Como recuerda Martner, "nos entendíamos bastante bien hablando y rayando".
Neruda constructor
Insunza, Martner y Neruda proyectaron finalmente una casa de 225 metros cuadrados sobre el empinado terreno. Como podía esperarse, cada espacio estaba pensado para ser especial. Pero lo fundamental para el autor de "Odas elementales" era que "la casa debía ser diseñada de tal manera que, desde el interior, uno sintiera que estaba en el pecho del cóndor cuando toma el vuelo", según explica Ramiro Insunza. Por eso, la bautizó como La Manquel, pese a que su casa en la Normandía había recibido el mismo nombre. Como sea, lo concreto es que el arquitecto proyectó un estar semicircular, que simulara el pecho del pájaro. Lo mismo hizo con las zonas del dormitorio principal y la de la cocina, que representan las alas.
"Mi verdadera vocación es la del constructor. No hay nada más hermoso que algo que va naciendo, haciéndose delante de nosotros, el rigor de los materiales que impiden el capricho excesivo y la lucha contra esos materiales para darles humanidad", dijo el poeta en una oportunidad. Por eso, no es extraño que cuando la construcción de La Manquel ya había empezado, en febrero de 1973, Neruda comenzara a plasmar las ideas discutidas en un cuaderno al que llamó "Cuentos y cuentas de Ramiro". Insunza viajaba cada quince días a Isla Negra para buscar dinero. El presupuesto no era poco: unas 7.000 UF actuales. Pero Neruda estaba con los bolsillos más llenos que nunca luego de ganar el Premio Nobel de Literatura en 1971.
Según el proyecto, el pecho de este cóndor tendría un ángulo de 270°, que permitiría tener una amplia vista a Santiago. En ese espacio estaría el lugar que, según los arquitectos, sería el espacio favorito del poeta: la chimenea. Neruda no alcanzó a verlo, pero lo imaginó como un cilindro con luz cenital, que fuera además un sitio de reunión. En el techo de vidrio, con forma de cúpula, se vería el símbolo nerudiano: un círculo con un pez. La gracia era que el signo indicaría la casa a los visitantes.
Por el costado de la chimenea estaría la escalera, la cual tuvo que ser diseñada pensando en que Neruda ya estaba viejo y enfermo. "Una exigencia fue que la casa tuviera el desarrollo en un piso", recuerda Insunza. Para obedecerle, puso la cocina -que no debía ser muy grande-, el estar, la chimenea, el bar, el comedor y su dormitorio en un mismo nivel, por el cual además se entraría a la vivienda. Además, diseñó una escalera especial, con un riel y una silla plegable para bajar al piso inferior. Ahí estaría el lugar para las colecciones de Neruda. Y una biblioteca que seguiría la misma forma circular que la sala de estar superior, para emular el pecho del cóndor.
El bar también tenía sus requerimientos: debía tener una ventana que permitiera ver Santiago. El poeta pidió, además, un dormitorio con baño para un cuidador y lo mismo para la empleada. Esto último fue lo único que se alcanzó a construir del piso más alto de la casa y es de las pocas cosas que hasta hoy se mantienen en pie. Se puede ver cuando uno visita esta construcción en ruinas, que está rayada y abusada hasta el cansancio: las paredes están invadidas por graffiti, mientras el suelo repleto de vidrios delata que los que se juntan allí a beber ni se imaginan que esta casa perteneció al Nobel.
Construcción desarmada
La construcción comenzó a principios de 1973, siete meses antes de la muerte de Neruda. Las circunstancias no eran las más adecuadas: era el tercer año de la Unidad Popular y los materiales escaseaban. Además, los camioneros estaban en paro, por lo que Ramiro Insunza debió arreglárselas para transportar los materiales por sus propios medios. Tenía un jeep al que le amarraba un carro de una tonelada y media en el que cargaba el cemento de Polpaico. Lo mismo hacía con los ladrillos y fierros.
Neruda pudo visitar varias veces los trabajos de Lo Curro. La enfermedad lo tenía débil, por lo que veía los avances sentado en el auto que lo llevaba hasta los cerros. De todos modos, Carlos Martner destaca el entusiasmo que el poeta le ponía a esta obra. "Lo maravilloso de Neruda es que es un ejemplo de cómo sigue luchando hasta el final de su vida; cómo sigue ansioso de hacer cosas", dice. Pese a que le quedaba poco tiempo, Neruda todavía tenía energía para dar instrucciones. Le pidió a Insunza, por ejemplo, que pusiera tablas y cordeles para simular el semicírculo, de manera que él se lo pudiera imaginar mejor. Además, quiso que a los ventanales del estar se les pusieran pilares para colgar cuadros. En las ocasiones que iba a ver el estado de la construcción, no escatimaba en comentarios. "Le parecían fantásticas las vistas que iba a poder tener", cuenta el "ahijado".
Pero llegó el 11 de septiembre y, con él, la desesperanza total del poeta. Se negó a sacar fuerzas para seguir viviendo. Tras su muerte, doce días después del golpe militar, un cuidador quedó a cargo de lo poco que se había podido levantar de La Manquel. Pero luego debió irse. "No hubo más dinero para pagar cuentas ni cuidadores", recuerda Ramiro Insunza. Después vinieron los saqueos. Lo cuenta Insunza: "En marzo de 1974, volví y no quedaba nada de la casa: la bodega desapareció junto con los pilotes de eucalipto. Tampoco estaban unas vigas del dormitorio de pino oregón de 3 por 18 pulgadas". Sólo quedaron, entonces, el dormitorio principal, con su baño y bodega, además de la pieza de servicio y baño del último nivel. Del resto, nada. Se robaron las cañerías y las herramientas que habían quedado tiradas. Con el tiempo desaparecieron también los fierros. Una fuente del escultor Totila Albert que iría en el patio del segundo nivel se esfumó el mismo año que Neruda murió. Lo mismo pasó con una copia de la cara del David de Miguel Ángel, tamaño natural, que ya estaba colgada en el muro.
Actualmente, los 6.500 metros cuadrados del terreno son un verdadero peladero. La casa, además, tiene un difícil acceso. Lo cual, en todo caso, se veía venir. Cuando Neruda compró el sitio, convenció a su amigo Tomás Lagos para que adquiriera el lote de al lado. Pero para la casa que imaginaba el poeta, se necesitaba pasar por ese terreno vecino, ante lo cual el autor del "Canto General" debió pedirle autorización al creador del Museo de Arte Popular. El problema fue que a esas alturas -en los 70, cuando empezó a proyectar la casa- ambos ya no eran amigos, por lo que Lagos dio el permiso sólo mientras Neruda estuviera vivo. Con ello, Lagos sólo quería complicar a Matilde Urrutia y lo que pudiera hacer con esta casa una vez que estuviera viuda.
"Recuerdo que Tomás guardaba resentimientos hacia su amigo por haber abandonado a mi madrina (Delia del Carril) 'por una pelirroja de Chillán'", afirma Ramiro Insunza. De este modo, si el próximo comprador de este terreno quisiera retomar el proyecto de Neruda, tendría que convencer al dueño del sitio que está al poniente, que pertenecía a Lagos, que lo deje pasar por allí.
Residencia en la tierra
Después de la muerte del poeta, sus dos medio hermanos Rodolfo y Laura, además de Matilde Urrutia, figuraron como herederos de La Manquel. Sin embargo, nadie la tocó. Ni siquiera su viuda. "Yo creo que quiso mantener esta propiedad porque para Neruda era muy querida, porque se dio cuenta del valor que tenía para él", asegura Insunza.
En 1985, murió Matilde, quien dejó estipulado que su parte de la residencia de Lo Curro quedaba en manos de la Fundación Neruda, a cargo de Juan Agustín Figueroa, tío de Ramiro Insunza. Los medio hermanos de Neruda, en tanto, dejaron a sus familiares directos como herederos, pero los sobrinos y sobrinos nietos de Neruda vendieron su parte en 1987 a la Fundación. Hoy, en todo caso, no faltan los que se arrepienten en algún grado. Bernardo Reyes, sobrino nieto del poeta, es uno de ellos: "Mi opinión actual es que habría sido interesante conservarla. La Manquel simboliza a ese Neruda que nos queda por conocer", dice. Pero no queda mucho por hacer ni tampoco se puede volver el tiempo atrás: en 1987, la casa quedó completamente en la Fundación Neruda después de pagarles casi $ 10 millones sus parientes.
La Manquel se alejaría de la marca Neruda en 1990, cuando la Fundación la puso en venta. El negocio era bueno para mantenerse: Andrea Hites compró la casa por US$ 50.000. "La vendimos porque el precio era interesante y porque la Fundación nunca pensó en construir, pues Neruda lo había pensado como un lugar para vivir", explica Juan Agustín Figueroa. El terreno volvería a venderse dos veces más, hasta que en 1995 lo compró el dueño actual, Carlos Silva. Ninguno de los que fueron propietarios tuvo relación con el poeta. Y, al parecer, tampoco compraron la casa por ser un proyecto de Neruda, sino más bien como inversión. Y, sin duda, es un buen negocio. Actualmente, el sitio está por quinta vez en venta, a un precio de 21.615 UF; es decir, poco más de $ 400 millones. Casi cuatro veces más del valor al cual lo adquirió el último dueño.
Según Insunza, pese a que del proyecto original casi no queda nada y que el paisaje es distinto al de hace 30 años, no es difícil imaginar lo feliz que habría sido Neruda observando su creación. Maravillado con la vista de la cordillera al fondo. Dando órdenes, apurado, para que su sueño no quedara inconcluso. Porque, como recuerda su "ahijado" y arquitecto, "Neruda diseñó La Manquel pensando siempre que sería su última residencia en la tierra".
Las otras casas del poeta
Isla Negra

Cuando en 1939 Neruda le compró esta casa al marino español Eladio Sobrino, la construcción estaba a medio terminar. Era, en realidad, una cabaña de piedra de algo más de 70 metros cuadrados -proyectada por Luz Sobrino, hija del marino-, que poco se parece a la que conocemos hoy. Las ampliaciones a cargo de Germán Rodríguez Arias y Sergio Soza, de 1943 y 1965, respectivamente, llevaron a que la cabaña original adquiriera la personalidad que el poeta pretendía entregarle.
Dirección: Calle Poeta Pablo Neruda ("Camino Vecinal") S/N, Isla Negra.
La Chascona
En 1953, Neruda junto a Matilde Urrutia comienzan a construir una casa a los pies del cerro San Cristóbal. El arquitecto a cargo de la obra fue Germán Rodríguez Arias -el mismo que dirigió una de las ampliaciones en Isla Negra-, quien tuvo que detener esporádicamente la construcción por falta de recursos o para adecuarla a las ideas del poeta. La Chascona lleva ese nombre ya que Neruda solía llamar así a Matilde.
Dirección: Fernando Márquez de la Plata 0192, Bellavista, Santiago.
La Sebastiana
En 1961, Neruda junto a sus amigos Francisco Velasco y María Martner compraron una casa a medio terminar en el cerro Florida de Valparaíso. La obra había sido levantada por Sebastián Collado, quien murió sin alcanzar a terminarla. Velasco y Martner se quedaron con los dos primeros pisos y Neruda con todo el resto. La Sebastiana estuvo cerrada desde 1973 hasta que se restauró y reabrió en 1992.
Dirección: Ferrari 692, Valparaíso.
Por: Soledad Escudero – Foto: Maglio Pérez - http://www.quepasa.cl/

sábado, 15 de septiembre de 2007

Quiero que sepas

Quiero que sepas, que encontrarás muchos seres que yo aquí te presento en forma de animales; pues ellos actúan iguales:
En esta selva de asfalto, te encontrarás seres falsos, como lo es el cocodrilo; que llora mientras te devora...
Encontrarás a pericos, que hablan y hablan; sin pensar en lo que dicen, mas nunca cierran el pico...
Encontrarás tiburones, astutos y despreciables; que si no te pones listo, con todo y ropa te comen...
Encontrarás muchas ratas, que cuando tienes buen queso, te idolatran; y cuando ya nada tienes, te muerden y te maltratan, y huyen muy lejos de ti dando velocidad a sus patas...
Encontrarás a otros seres que son como reptiles, que se arrastran por el suelo aunque los pisen; pero cuando te descuidas, te muerden con gran fiereza y te dejan cicatrices...
Encontrarás a otros seres que son como el pavo real; se sienten muy importantes y duchos en lo cultural; y no saben ni siquiera dar a la gente un lugar y a todos los considera gente grosera y vulgar...
Y así seguirás encontrando animales con cara de gente; pero en algún momento de tu vida encontrarás amores, amigos, gente buena y sincera que te abrirán su corazón y harán por ti lo que puedan. A esos seres hijo mío, nunca los pierdas de vista y no pierdas su amistad; es gente de calidad, sincera y sin rencores...
Enviado por: Gaby Abalo - España