jueves, 19 de abril de 2007

El inmortal Juan Verdaguer

Mi Mujer






Con mi mujer, dos veces por semana vamos a un restaurante,
disfrutamos de una rica comida, un buen vino y pasamos un buen rato.

“Ella va los martes y yo, los viernes”.


Siempre llevo a mi mujer a todas partes.
“Y siempre encuentra el camino de regreso”.

Le pregunté a mi mujer adónde quería ir para nuestro aniversario.

Ella me dijo:
A algún lugar en el que no haya estado hace mucho tiempo.

“La llevé a la cocina”.

Con mi mujer siempre caminamos tomados de la mano.

“Si la suelto, se va de compras”.

Con mi mujer no he discutido en 18 meses.

“No me gusta interrumpirla”.

Durante estos años de matrimonio, a mi mujer le regalé una tostadora eléctrica, una freidora eléctrica, una exprimidora eléctrica, una cafetera eléctrica y una batidora eléctrica.

“Ahora voy por la silla eléctrica”.

El matrimonio es la causa número uno de divorcio.

“Estadísticamente, el 100 por ciento de los divorcios comenzó con un matrimonio”.

Sabes querida, cuando hablas me recuerdas al mar.

- ¡por qué, mi amor!
- ¡porque me mareas!

Querida, cuando me muera ¿me vas a llorar mucho?

- Ya me conocés, sabes que lloro por cualquier cosa...

Gordita, hace mucho calor y tengo que cortar el pasto.
¿Qué dirán los vecinos si salgo desnudo?

- Que me casé por dinero...

Socorro! ¡Amor, que llamen a los bomberooos... Se quema la casaaaaa!

- ¡Shhhh!... Silencio, mi amor, ya llamé, pero no grites tanto que se va a despertar tu madre.

Un matrimonio discutía en la calle:

- ¡Te voy a demostrar que no vales nada!
El hombre hace señas a un taxista que se detiene frente a ellos.
- ¿Cuánto me cobra hasta el aeropuerto?
- Hasta allá,... Unos 150 pesos.
- ¿Y si llevo a mi mujer?
- Lo mismo.
- Ya ves..., te dije que ¡no vales nada!

En la noche de bodas, Juan le dice a María:

- Querida, de hoy en adelante te llamaré Eva.
- ¿Por qué?
- Porque eres mi primera mujer.
- Bueno, entonces yo te llamaré Peugeot.
- ¿Por que?
- Porque sos el 504

Mira, el joven de la corbata roja me está sonriendo.-

¡y qué! la primera vez que te vi, yo también me morí de risa.

Manuela, cuando me muera quiero que te cases con Antonio.

- ¡Pero, si es tu peor enemigo!
- ¡Por eso!

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