viernes, 1 de junio de 2007

Dejar de fumar

Nadie puede decirle cuándo o cómo dejar de fumar o de masticar tabaco. Usted es el único que sabe por qué usa tabaco y cuáles serán las mayores dificultades si trata de dejar ese hábito. Lo importante es que haga el intento. Confíe en que tendrá éxito, si no la primera vez, entonces la segunda o la vigésimo segunda vez.
Haga una lista de las razones por las cuales desea dejar de usar tabaco: para mejorar su salud y la de su familia, para ahorrar dinero, para no arrugarse, o lo que sea. Lea la lista entera todos los días durante un mes. Así, la probabilidad de que tenga éxito será mayor.
Averigüe por qué fuma. ¿Usa el tabaco para darse energía? ¿Para relajarse? ¿Le agrada el rito de fumar o masticar tabaco? ¿Se ha acostumbrado tanto a usar tabaco, que muchas veces lo usa sin darse cuenta? Si hay ciertas situaciones que le causan el deseo de fumar o de masticar tabaco, cambie su rutina para que pueda evitar esas situaciones por algún tiempo. Quizás eso le ayude a dejar el hábito.
Decida cuándo y cómo dejar de usar tabaco. Como la mitad de las personas que dejan de usar tabaco lo hacen “de golpe”. La otra mitad van dejando el hábito poco a poco.
Encuentre una alternativa sana para reemplazar la satisfacción que el tabaco le produzca. Por ejemplo, si le agrada fumar porque le gusta tener algo que hacer con las manos, coja otra cosa: una moneda, un hilo ensartado con cuentas, una pluma o un lápiz. Si le gusta tener algo en la boca, mastique chicle sin azúcar o juegue con palillos sabor a menta.
Planee en premiarse de una forma sana cuando haya dejado de usar tabaco. Para premiarse, use el dinero que hubiera gastado para comprar tabaco si no hubiera dejado de usarlo.
Piense en cosas que pueda hacer cuando le den ganas de fumar o de masticar tabaco: las ganas se le pasarán en poco tiempo. Camine, cepíllese los dientes, cómase un dulce de menta, tómese un vaso de agua o mastique chicle.
Fije la fecha en que vaya a dejar de usar tabaco y aténgase a ella. Escoja una temporada en que vaya a estar ocupado pero no muy tenso.
Guarde los ceniceros y cualquier otra cosa que lo haga pensar en el tabaco. Cuando vaya a un restaurante, siéntese en la sección donde no se permita fumar. Evite el alcohol. Haga cosas que disminuyan la posibilidad de que use tabaco, como dar una caminata o ir al cine.
Pida ayuda y apoyo. Escoja a una amistad de confianza para que le ayude a atravesar los momentos difíciles. Lo ideal es que la persona sea alguien que haya dejado de usar tabaco.
Sepa a qué atenerse. Lo peor habrá pasado en unos cuantos días, pero los síntomas físicos de la abstinencia pueden durar de 1 a 3 semanas. Después, todo es psicológico.
Tenga a la mano bocadillos bajos en calorías para cuando le den antojos. Es posible que tenga más apetito que antes, pero la mayoría de la gente sube menos de 10 libras (4½ kilos) cuando deja de usar tabaco. Además, si deja de usar tabaco, su salud se beneficiará tanto que unas cuantas libras de más no serán importantes.
Salga y haga ejercicio. Le ayudará a distraerse, a relajarse y a no engordar. Si no resiste la tentación de volver a usar tabaco, no se desanime. Muchas veces es necesario hacer varios intentos para poder dejar el tabaco definitivamente. Si empieza a usar tabaco otra vez, perdónese y fíjese en lo que haya aprendido. No fallará siempre y cuando siga haciendo el intento de dejar el hábito.

Autor: Katy E. Magee, MA

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