jueves, 30 de agosto de 2007

Relato de un sobreviviente

“FANGIO ME SALVÓ LA VIDA”
A fines del año 1982, cuando la decadencia post Malvinas de la Dictadura se hacía carne en el gobierno del dictador Leopoldo Galtieri, los resortes represivos seguían activos y según contó a La Política Online un sobreviviente, fue secuestrado y desaparecido de la automotriz Mercedes Benz de González Catán.
La Política Online pudo dialogar con este ex trabajador de la firma alemana, quién por temor, pidió mantenerse en el anonimato. "La firma Mercedes Benz se encontraba muy a gusto con los militares. Les pintaba camiones, les vendía vehículos", empieza a recordar el trabajador con extrema prudencia, como si las palabras le dolieran.
El ex delegado agrega que tras los hechos de 1976 y 1977, cuando toda la comisión interna de la empresa fue secuestrada y desaparecida, la representación de los trabajadores pasó a ser integrada por "gente de la patronal, que arreglaba con SMATA quienes la iban a integrar".
El trabajador recuerda que "cómo la planta estaba llena de vehículos que no fueron vendidos, o sea, había sobreproducción, la gerencia de la empresa llevó adelante una maniobra muy llamativa".
Según sostiene "los directivos convocaron la comisión interna que les respondía, y les sugirieron que con la excusa de algunos despidos arbitrarios, convocaran a un paro. ¿Cuál era el objetivo? Ahorrarse el pago de premios y días descontados".
La maniobra
La comisión, según recuerda la fuente, informan de esos despidos a los empleados y anuncian un paro. "Los paros eran de dos, tres o hasta seis días. Paramos un promedio de diez días por mes en un período de seis meses, más o menos".
En esa época, Mercedes Benz contaba, tanto en sectores administrativos como operarios, empleados contratados, que no trabajaban en relación de dependencia. Esos trabajadores, con cada uno de estos paros, perdían gran parte de sus ingresos. A partir de esto, y ante la convocatoria de un nuevo paro por otros despidos, esta vez por tiempo indeterminado hasta conseguir la supuesta reincorporación, los contratados le comunicaron a sus compañeros que iban a seguir trabajando.
"Cuando los contratados nos informan de esto, nosotros nos presentamos ante la comisión interna y les comunicamos su decisión. Esto provocó una reacción inmediata en la comisión y luego, lógicamente, en la patronal", recuerda la fuente.
Los secuestros
"Luego de una semana, aproximadamente, aparecieron en la empresa gente de civil, en varios Ford Falcon, pidiendo por nosotros. Nos chuparon dentro de la Mercedes Benz y nos llevaron a la fuerza, con la excusa de averiguación de antecedentes", recuerda.
De la planta los trasladaron, al Destacamento de la Policía Caminera de San Justo. No parece casualidad. En esa jurisdicción había sido comisario Rubén Luis Lavallén, quién dirigía el centro clandestino de detención de la Brigada de San Justo, procesado por apropiación de bebés y torturas y, además, era jefe de seguridad de la planta que la automotriz alemana tenía en González Catán.
"Estuve en un celda unos tres días. Allí, nos amedrentaban, nos decían boludeces, o nos hacían escuchar grabaciones de discursos de José Rodríguez –secretario General de SMATA, gremio de los mecánicos-. La verdad que no entendíamos nada", recuerda el trabajador.
En ese momento el autor del relato tenía unos 26 años. Sus padres, preocupados al ver que no volvía de trabajar, llamaron a la empresa. Allí les dijeron que no se había presentado a trabajar. "Después, ante la desesperación, se comunicaron con Marcelo Ruckauf –tío de Carlos- y le contaron lo que pasaba. Les dijo que por ladrón podía hacerme salir, pero por activista, no", agrega.
El contacto Fangio
El ex delegado cuenta que era muy amigo de un periodista deportivo bastante famoso en ese entonces, que también prefiere mantener anónimo. Este periodista, pocos días antes del secuestro, había entrevistado en exclusiva a Juan Manuel Fangio. Al enterarse de la desaparición de su amigo, el periodista buscó al ex campeón para que lo ayude.
Fangio, en ese entonces y hasta su muerte, era Presidente Honorario de Mercedes Benz. Al enterarse de este hecho, intervino de inmediato.
"A los tres días de haber sido chupado me largaron. Me dijeron que estaba todo bien, que podía irme porque alguien con mucho poder había llamado por mí. Ese fue Fangio", reconoce todavía sorprendido.
De los otros cinco secuestrados, sólo dos recuperaron la libertad. De los otros tres, nunca más se supo nada.
No era la primera vez que Fangio tenía una actitud de este tipo. Ya unos años antes para darles protección, había traído a trabajar a la planta de Mercedes Benz Argentina a dos de los secuestradores que lo capturaron en Cuba, con quienes tenía una muy buena relación.
Tras ser liberado, el secuestrado se presentó a trabajar nuevamente en la planta automotriz. Luego de una semana, los directivos lo convocaron a una reunión. "Allí me dijeron que no era conveniente para la empresa tener a un tipo como yo entre sus filas", cuenta resignado. Y sigue: "Y además, después de eso, yo también quería irme. Me dieron una indemnización, compré un taxi y rearme mi vida".
"Todavía me quedan secuelas de esos sucesos. De hecho, mi pedido de mantenerme en el anonimato responden a cierto temor todavía instalado, aunque hayan pasado más de veinte años", advierte, casi disculpándose.
Fuente: http://www.lapoliticaonline.com.ar/

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